La espada del verdugo


La decapitación con espada, una distracción pública en Europa central y nórdica hasta hace ciento cincuenta años y hasta hoy en muchos países extraeuropeos, se hace con un corte horizontal. En cambio, el hacha era más camún en la Europa gala y mediterránea; ésta también es usada incluso actualmente. Se necesita un largo aprendizaje para perfeccionar la fuerza y el acierto del golpe; los verdugos se mantenían en forma entrenándose con animales en los mataderos y con simulacros de condenados provistos de “cabezas” de calabaza.

La decapitación, pena “suave” si se realizaba con habilidad, se reservaba exclusivamente para condenados nobles o personas importantes. Los plebeyos eran ejecutados –y estamos hablando únicamente de esas ejecuciones que no preveían intencionadamente métodos dolorosos– con procedimientos que causaban agonías prolongadas. El más corriente de éstos era, y sigue siendo, el ahorcamiento común, en el cual la víctima es izada y dejada estrangular (al contrario que el llamado “a la inglesa”, que hace caer a la víctima con el lazo al cuello para fracturar las vértebras cervicales y la médula espinal, la mayoría de las veces).

Una cabeza cortada con un tajo rápido y certero es plenamente consciente de su suerte mientras rueda por el suelo o cae al cesto. La percepción sólo se pierde después de algunos segundos.


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